ELEFANTE BLANCO DE LA LIBERTAD
- Mauricio Calvo Arancibia
- 23 ene 2023
- 3 Min. de lectura

Por. Silvana Hurtado y José M. Córdova
Hace unas semanas, fuimos invitados a un conversatorio sobre patrimonio edificado en la ciudad de Sucre, donde se tocaron diferentes temas: preocupaciones, proyectos realizados, poemas y reflexiones críticas. Una cámara de exposiciones para el interesado en el centro histórico de la ciudad.
Mientras se preparaba el tema, surgió el tópico de “orgullo y perjuicio”, haciendo alusión al libro “Pride and Prejudice” por Jane Austen, 1813. El cual servía como herramienta cómica y romántica entre el patrimonio edificado y sentimiento romántico de la población. El efecto que este causa, llenando de orgullo el ser parte de la capital de la nación, ser parte también de sus costumbres y forma de vida.
… “El Sucre muy Sucre: enamorar en el parque Bolivar, vueltear en la recta de la Plaza, entrar a fiestas solo con lista, ir a comer a la Ave de las Americas.”
“Existen momentos en la vida donde tenemos que tomar decisiones, para avanzar o detenernos. Avanzar a un camino de evolución, o quedarnos en lo comodidad de nuestra zona de confort.
Como sociedad estamos acostumbrados a seguir costumbres como verdades absolutas e indiscutibles, sin razonar y escoger cuáles nos ayudan a crecer y cuáles no.”
Este evento se realizó en una nueva edificación en predios de la ilustre Casa de la Libertad, el que alguna vez fue un viejo patio o depósito de excedentes, ahora es un salón multifuncional con una terraza al aire libre en pleno centro de la capital.
Con gusto observé que nuevos materiales, nuevos conceptos y tectónica contemporánea de nuestra región se fundía y respetaba lo antiguo, esta nueva edificación reinterpretaba las posibilidades del Primer Monumento Histórico de Bolivia.
La casa de la libertad es un vestigio de toda una historia de amor, valentía, rebelión y un portal que comunica pasado presente, con una mezcla de simbiosis ancestral.
Sin embargo, un lugar tan elogiado y conocido, se ha convertido en un lugar poco frecuentado por los locales.
Recordé un par de actividades organizadas en el patio principal tiempo antes de la pandemia. Pero me costó recordar haber retornado a este lugar.
¿Acaso esta se ha convertido en un museo solo para foráneos? ¿Es para nosotros una memoria histórica fantasma? ¿Que está ahí pero no mira al futuro?
La casa de la libertad es un museo donde exhibimos el patrimonio material e inmaterial, donde conservamos e interpretamos desde nuestra realidad, donde conservamos y coleccionamos recuerdos, pero para una evolución necesitamos reflexionar, y repensar hacia donde queremos ir.
Quitar ciertas costumbres que nos enquistan y evitan nuestro crecimiento, para dar paso a una sociedad más competitiva y pesante.
La casa de la libertad y sus alrededores en general representan poder y notoriedad, que nos permite llamarnos “patrimonio cultural de la humanidad. Pero que en muchas ocasiones es una carga más que una ventaja. Infraestructuras que arrastran más gastos que ingresos.
¿Acaso la libertad no brinda independencia?
El museo es una puerta que conecta generaciones, pero para poder entenderlo necesitamos sentirlo como nuestro, apropiarnos de lo que nos pertenece en diferentes niveles, sociales y económicos.
Y donde la solución se vislumbra como: refuncionalizar lo clásico hacia el presente. Juntar lo nuevo con lo antiguo, y que lo antiguo sirva para lo nuevo.
Un primer paso para hacer que un patrimonio cobre sentido actualmente, es hacer que las personas se sientan identificadas. Que vean de forma real como el patrimonio no solo es restaurar una momia añeja, también es una oportunidad para nuevas fuentes de ingreso, motores económicos y un potente condensador social de actividades de ocio.
La idea es que se beneficien tanto propietarios como consumidores, que las fachadas inertes del casco histórico se conviertan en un generador económico sustentable, a través de estrategias de uso para las edificaciones.
Creo que esta terraza, constructivamente contemporánea que se mezcla con lo republicano, es uno de cientos de ejemplos para la apropiación del hecho arquitectónico y la gente a pie. Un espacio flexible para su multifuncionalidad y para que las infinitas posibilidades se ilustren.
Ojalá aprovechemos de forma eficiente el titulo que se nos otorgo hace más de 20 años y no conservemos el acervo que genera más gastos que ingresos, más dolores de cabeza que acciones reales, actitudes que provocan la ruina de aquel que tenga la desgracia de poseerlo.




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